Se llama Franklin – o al menos así le dicen -, lleva siempre una gorra azul y blanca, y, en ocasiones, un megáfono por el que regaña a sus adversarios o agita a su séquito. Algo siempre lo acompaña: el puño listo para atacar a opositores venezolanos o a cualquiera que manifieste disidencia frente al régimen de Nicolás Maduro.
El hombre en cuestión, hasta el momento sin apellido, es un asiduo visitante de la esquina de San Francisco, en el centro de Caracas, desde donde “asedia e intimida”, según reportes de periodistas en la zona. Su presencia y actividad en el mencionado sitio ha aumentado desde el 5 de enero de este año, tras la instalación de la nueva Asamblea Nacional, lo que trajo consigo una concurrencia al menos interdiaria de decenas de objetivos: opositores, mayoría en el Parlamento.
Su cara volvió a asomarse el 7 de abril bajo el ambiente de terror que se vivió en un edificio administrativo del Legislativo por amenaza de bomba. Pese a la situación, no perdió oportunidad de gritar e insultar a los diputados opositores.
Semanas más tarde no permitió a legisladores de la Unidad dirigirse hasta el Consejo Nacional Electoral (CNE) para participar en la entrega de la planilla que activaría el proceso revocatorio contra Maduro. Con la anuencia de la Guardia Nacional Bolivariana que custodia la zona cercó la ruta entre las sedes del Poder Legislativo y el Electoral y advirtió, megáfono en mano, que iba a “escoñetar” al que intentara burlar su trinchera.
El accionar violento de este impune agresor cobró fuerza solo tres días después cuando, frente a cámaras fotográficas y de video, golpeó en la cara al secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba que protestaba frente a la estatal Corpoelec por los apagones de horas diarias que sufren todos los venezolanos.
Julio, son los tarifados del régimen, colegas de los malandros del TSJ…. Entre bomberos no se pisan las mangueras!
Estoy seguro que ninguno de estos maricones si estan solos son cagones que no se enfrentan a nadie tienen que estar en grupo y vigilados por los guadias vendidos para que se sientan machos cagones