En el barrio Santa Ana, del municipio San Francisco, atacaron a Jonathan Hernández, de 24 años, sin compasión. Los vecinos lo sorprendieron en una casa. Sin dudarlo lo persiguieron hasta acorralarlo y sin que les temblara el pulso, lo golpearon, lo apuñalaron y lo tirotearon. Quedó muerto en el sitio. Sus tres compinches escaparon y lo abandonaron a su suerte.
Los vecinos estaban herméticos tras linchar al delincuente. Un solo testigo habló y contó que a los malhechores los agarraron en flagrancia. “Un residente los avistó cuando saqueaban la vivienda. Pidió ayuda y enseguida la comunidad lo atrapó cuando corría”.
Un anciano recordó que antes de que Hernández saliera de la barriada, una piedra lo alcanzó por la espalda. La fuerza del golpe lo tumbó y lo acorraló la muchedumbre. La algarabía alertó a una comisión de la Policía municipal de San Francisco.
Los vecinos al ver a los oficiales corrieron hacia sus hogares para refugiarse. Solo encontraron el cadáver de Jonathan, apuñalado, golpeado y con disparos. Residía en el barrio vecino, en una comunidad Yukpa.
La madre de la víctima por la cercanía se enteró y enseguida llegó al sitio del suceso. Se abalanzó sobre el cuerpo a abrazarlo. Lloraba desconsolada y así estuvo según testigos hasta que llegaron los detectives de la Policía científica a llevarse el cuerpo.
A los tres fugitivos los buscan activamente por los policías y la comunidad. Todos residen cerca. Esperan capturarlos pronto.
