¡Autoridades reportan salto en cifra de Secuestros en lo que va de año!

Al menos 120 personas se encuentran secuestradas en los actuales momentos en todo el país.

Caracas.-  La actividad ilegal del secuestro pasó a convertirse en una de las principales fuentes de ingreso de las organizaciones criminales de Venezuela.

De acuerdo con datos extraoficiales en la actualidad al menos 120 personas se encuentran en calidad de secuestrados en todo el país, mientras que diariamente ocurren un promedio de 200 raptos rápidos, o secuestros exprés en las principales ciudades venezolanas.

Especialistas en materia de seguridad señalan que el incremento de los secuestros está relacionado directamente con la consolidación de las llamadas «zonas de paz», donde se establecieron bandas armadas que lograron el control casi total de las grandes barriadas, donde gracias a la ausencia de cuerpos de seguridad pueden “enfriar” a los secuestrados mientras terminan las negociaciones.

Hoy todo tipo de delincuente secuestra, lo hacen desde bandas dedicadas a eso, pasando por atracadores que quieren un “negocio seguro extra” hasta los llamados “coco seco” o grupos de drogadictos y menores que no tienen conciencia de la vida humana»

El criminólogo Fermín Mármol García, señala que el secuestro se popularizó en Venezuela, “es un delito que encontró en el mundo criminal fácil ejecución y altísimas ganancias y el beneficio extra de la impunidad que se origina al existir una alta cifra negra, o de raptos no denunciados, por lo que creemos que la cifra real de este delito puede estar próxima a los 45 secuestros por cada 100 mil habitantes, lo que nos convierte en el país con el mayor número de secuestros con fines económicos del continente americano”.

Agrega Mármol García que debido a la “popularización” del secuestro “todo tipo de delincuente secuestra, lo hacen desde bandas dedicadas a eso, pasando por atracadores que quieren un “negocio seguro extra” hasta los llamados “coco seco” o grupos de drogadictos y menores que no tienen conciencia de la vida humana y es por ello que nos encontramos ante el aumento de muertes en cautiverio, abusos sexuales y lesiones, algo que no haría una banda organizada”.

Muere cuando era liberado por sus secuestradores

Orlando José Fernández de 42 años de edad regresaba a su casa, ubicada en el sector La Peña, kilómetro 16 de la carretera de El Junquito, en compañía de su esposa, sus dos hijos y un sobrino, cuando fue interceptado por sujetos armados quienes tras amenazarlos de muerte los dominaron y secuestraron.

A los pocos minutos, los delincuentes abandonaron a la mujer y a los dos niños y les informaron que se comunicarían con ellos para iniciar las negociaciones dirigidas a liberar a la pareja.

Luego de horas de sufrir maltratos y estrés, los rehenes fueron liberados por los antisociales quienes les indican que se comunicarían por teléfono para establecer el pago correspondiente por su liberación.

Ambos hombres cuando fueron liberados se encontraban maniatados y con una piedra en el interior de la boca, a modo de mordaza, para evitar que hablaran mientras los antisociales huían del paraje solitario en la Autopista Francisco Fajardo.

Los dos hombres intentaron huir, pero el destino tenía planeada otra jugada, y a los pocos pasos Orlando José Fernández, quien tenía un camión de carga con el que trabajaba distribuyendo materiales de construcción, cayó muerto producto de un ataque cardíaco, su sobrino desesperado intenta ayudarlo y finalmente fueron auxiliados por una comisión de la Policía Nacional Bolivariana que los trasladó hasta un centro de salud, al que Fernández ingresó sin signos vitales.

Familiares expresaron su consternación por la trágica muerte y las circunstancias que condujeron a ella, “si no lo hubiesen secuestrado no habría muerto, el estrés al que estuvo sometido fue demasiado y finalmente terminó matándolo”, dijo un tío.

Este no es el primer secuestro que afecta a la familia, el mismo familiar, quien pidió no ser identificado, recordó que hace dos años, el Tren de Aragua, le secuestró dos hijos, en una finca que tenía Maracay.

Ambos hombres cuando fueron liberados se encontraban maniatados y con una piedra en el interior de la boca, a modo de mordaza, para evitar que hablaran.

“En esa oportunidad tuvimos que vender varias cosas para salir de ese atolladero, propiedades, carros, en fin todo lo hicimos por nuestros hijos, las fincas las tuvimos que abandonar, ante el riesgo de que nos mataran por no tener dinero para pagar un nuevo secuestro”, dijo.

ElUniversal.com
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