Caminando de punta a punta se veían a los trabajadores de los Abastos Bicentenario. La escasez de alimentos los dejó con suficientemente tiempo libre para hablar, reunirse en grupos y conversar sobre sus destinos, tras que el presidente Nicolás Maduro anunciara que todas las redes de comercialización del Estado sería convertida en centros de acopio de productos.
A las afueras del establecimiento había un grupo de gente haciendo cola, presuntamente esperando la llegada de pañales, papel higiénico y jabón en polvo. Nada de comida, informó El Estímulo.
En lo que llegaron los pañales todos corrieron en su búsqueda, aunque su marca no era reconocida, ahí estaban 40 unidades por 129 bolívares y 20 por 110, los mismos que algunos bachaqueros llegan a vender hasta en 1.500 bolívares.
En cuanto al papel, llegaron de ocho rollos a 70 bolívares, marca Supo Blanko, de detergente, estaba Rinolex en 32,65 bolívares, el medio kilo.
Para el que llegaba por comida, las respuestas se la daban las neveras vacías y apagadas, además de los estantes que de por sí parecían abandonados. Lo único era el pan, al menos en la sede de Plaza Venezuela, que vendían por 20 bolívares cada canilla y solo dejaban comprar dos.