“Para poder ayudar a otros países primero deberían estar llenos todos los anaqueles para alimentar a nuestro pueblo”.
Tales palabras, que corresponden a Lourdes Josefina Mendoza, de 51 años de edad, recogen el sentimiento con el cual amanecieron este viernes muchas personas.
Y es que los venezolanos no podían permanecer al margen, de acuerdo con una encuesta del equipo de Reporte Unidad, elaborada en algunas de las tantas colas capitalinas para comprar comida, de la frase expresada durante la víspera por la ministra de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, en el seno de la OEA – “nuestro país tiene para alimentar a tres naciones” -, en un intento por desmentir la crisis de alimentos que nos azota.
La humilde mujer, residenciada en el sector Mesuca, de Petare, y quien se desplaza en silla de ruedas por sufrir de artrosis muscular – además de haberse fracturado tras una caída-, deploró el pronunciamiento del Ejecutivo, a través de su principal representante diplomática, mientras hacía cola, sufriendo del paso de las horas y del inclemente sol a las puertas de un supermercado en la urbanización El Marqués, en el municipio mirandino Sucre.
“Fui al Plan Suárez y nada; fui al Día a Día y nada. Aquí creo que hay harina, aceite y mantequilla. Tengo que calarme la cola desde el amanecer hasta el mediodía y, después de que me dejan entrar al negocio, hay que hacer otra cola solo para comprar cinco cositas. Tengo mucho tiempo que no consigo arroz ni café”, testificó, agregando que acudió en persona a Miraflores para solicitar ayuda, pero no se la dieron.
“Será que el gobierno de Maduro tiene guardada la comida para llevársela a Colombia, Ecuador y Bolivia”, manifestó, a su vez, Nicolás Flores, un ciudadano de 68 años, también en situación de discapacidad.
“Estoy cansado de no conseguir nada, de hacer cola; a nosotros no nos atienden, nos violan nuestros derechos, pese a los carnets que nos entregan para recibir un trato especial”, se lamentó.
“Yo soy diabético y he sufrido ocho infartos. Con estas colas agotadoras, termino descompensándome. Además, no puedo cumplir la dieta que me mandó el médico”, dijo desde su silla de ruedas.
Será que los del gobierno tienen la comida en su casa
En la cola formada ante un minicentro comercial de la avenida Rómulo Gallegos, un joven albañil que se identificó como William, de 26 años, se mostró estupefacto con el señalamiento oficial: “será que se están engañando ellos mismos o que nos ven cara de idiotas, porque en Venezuela no hay comida. Ahora, no sé si habrá en la casa de ellos”, indicó en alusión a los personeros del régimen.
“Con esta crisis, yo estoy comiendo solo dos veces al día”, remató.
También falta uno de los tres ‘golpes’, como se dice popularmente, en casa de María Morales, de 54 años, trabajadora de la limpieza en una clínica de Caracas.
“No se consigue harina, arroz ni leche. Yo estoy padeciendo de la tensión por toda esta angustia”, afirmó, a la par que aguardaba a que la cola se moviera.
“Eso es mentira”, respondió a la alta funcionaria, sin andarse por las ramas, la señora María Galbán.
“El presidente y el titular de la Alimentación no se preocupan por el pueblo, lo han descuidado y la gente está brava”, completó esta septuagenaria, quien reveló haber laborado como taxista en el pasado y vivir ahora con lo que la ayudan sus hijos.
“Es falso que tengamos comida de sobra para darle a otros países porque si eso fuera así no estaríamos obligados a levantarnos a las 2 y media de la madrugada para venir a hacer cola, y después, cuando lleguemos adentro, por ahí a las 3 de la tarde, encontrarnos con que la mercancía se agotó”, precisó la dama.
“Ahora no estoy trabajando porque, irónicamente, si estás empleado no puedes hacer cola. Y no es cierto que consigues todo en la misma cola, sino que tienes que estar de lado y lado”, declaró Adriana Gelves, de 18 años, cuya zozobra suma el andar detrás de los inexistentes medicamentos para una dolencia que afecta a su madre.
“El gobierno no dice la verdad porque ¿cómo vas a alimentar a otros si no tienes para satisfacer a los tuyos?”, se preguntó Rossie de Roche, comerciante, de 36 años.
“Yo busco sardinas para poder alimentarme con algo supuestamente económico y sano. Lo cierto es que falta de harina, arroz y pasta hay que comer yuca, plátano, ñame, verduras, en general, fritas o sancochadas”, aseveró, finalmente, al hablar de las alternativas nutricionales con las cuales hay que intentar apaciguar hoy el hambre, en tanto el gobierno le asesta otro golpe bajo al estómago vacío del venezolano.