El Barcelona ganó 0-2 al Real Betis sin brillantez y con un discreto partido, aunque no pasó apuros para retener el liderato en su lucha por la Liga con el Atlético y el Real Madrid, frente a un equipo verdiblanco que jugó casi una hora con diez por la expulsión del alemán Westermann en el minuto 35.
Los barcelonistas estuvieron muy espesos y sin chispa alguna en la primera mitad, en la que casi no crearon ocasiones claras, pero en la segunda, con superioridad numérica, mejoraron y se adelantaron a los cinco minutos por medio de Rakitic, tras lo que el uruguayo Luis Suárez amarró un valioso triunfo con el 0-2 a nueve del final.
El Barcelona, que no perdía en el Villamarín desde 2008, se lo jugaba todo en su visita al estadio del Betis, al que saltó sabiendo que sus perseguidores en la pugna por el título de Liga, Atlético y Real Madrid, habían ganado antes sus partidos, lo que le obligaba a no fallar ante un conjunto verdiblanco ya virtualmente salvado.
Luis Enrique Martínez, técnico azulgrana, devolvió la titularidad al lateral derecho brasileño Dani Alves, con lo que Sergi Roberto volvió al banquillo, y puso a su once de gala con Piqué, Mascherano y Jordi Alba completando la zaga; Rakitic, Busquets e Iniesta en la línea de creación; y Messi, Luis Suárez y Neymar en su temible tridente ofensivo.
Su homólogo en el Betis, Juan Merino, sacrificó al joven extremo belga Charly Musonda al alinear a Álvaro Cejudo en la banda diestra para reforzar físicamente a su equipo, con Joaquín Sánchez en la media punta, Dani Ceballos en la izquierda y arriba Rubén Castro.
Pese a lo que se jugaba y con la exigencia de una victoria para recuperar el liderato, el Barça salió desconectado, aletargado y como si la presión por tener que ganar le hubiera generado un efecto negativo, ya que en la primera media hora no tuvo chispa ni frescura y, con un juego lento, fue incapaz de crear opciones de gol.
Tras un disparo desviado y sin peligro de Iniesta, el brasileño Neymar fue el primer barcelonista que buscó con más intención abrir el marcador, pero cabeceó alto a los 26 minutos, en un claro ejemplo del escasísimo juego y bagaje ofensivo de su equipo hasta entonces.
Mientras, el Betis hizo lo que tenía que hacer. Tras el varapalo que le supuso su última derrota en el campo del Sevilla (2-0), salió muy concentrado y motivado, con intensidad y plantándole cara al todopoderoso Barcelona, y bien pudo marcar a los 5 minutos en una contra de Rubén Castro, pero su tiro lo desvió un defensor a córner.
El saque de esquina lo cabeceó el argentino Pezzella y Bravo lo despejó de nuevo a córner, tras lo que los béticos tuvieron que replegarse ante las intentonas de los catalanes de abrir vías en ataque, aunque todas sin éxito por su fútbol cansino y sin ritmo.
Con todo, el choque se desequilibró a diez minutos del descanso, cuando el central alemán Heiko Westermann fue expulsado al ver dos amarillas en siete minutos, la segunda tras llegar tarde en una galopada del croata Rakitic y derribarle. Esto dejó al Betis con un jugador menos y despertó algo al equipo de Luis Enrique.
De ahí al intermedio, los barcelonistas tuvieron más verticalidad y claridad en su juego, y llegaron más al área local, sobre todo por la banda de Alves y en contadas buenas acciones de Iniesta y Neymar, muy activo y que rozó el gol en un remate que se envenenó.
En la reanudación, el Barcelona asumió su obligación y salió con más intenso y decidido ante un Betis que, ahora con Bruno de central y Cejudo como lateral derecho, comenzó a pagar su inferioridad numérica. Así, los azulgranas empezaron a crear ocasiones claras.
El uruguayo Luis Suárez, a los dos minutos, malogró una clarísima cuando, con todo a favor, envió fuera un servicio de Neymar, aunque fue un aviso serio, pues en el minuto 50 Iván Rakitic no perdonó y aprovechó un pase de Neymar a la espalda de la zaga para marcar el 0-1, al fallar entre Pezzella en el despeje y Adán en la salida.
Con uno menos y el 0-1 en contra, el Betis, voluntarioso y que nunca arrojó la toalla, buscó su oportunidad más por orgullo que por posibilidades reales y, tras entrar el belga Musonda y Portillo por Joaquín y Ceballos, trató de llegar al contragolpe, pero sin éxito.
Mientras, conforme pasó el tiempo y aun con un fútbol discreto, el Barça empezó a gozar de nítidas ocasiones para ampliar su renta. Leo Messi, sin mucha presencia hasta entonces, apareció más y se asoció bien con Neymar y Luis Suárez.
El argentino buscó el gol cerca de la hora de juego, pero un defensa desvió a córner, y luego dio un gran pase a Neymar para que éste le hiciera una dejada de cabeza a Suárez, solo, en una acción que no fue gol de milagro, pues Adán le quitó el balón de la testa.
A un cuarto de hora del final, el meta bético volvió a salvar a su equipo al despejar un remate del uruguayo, solo delante del portero, tras una buena jugada de Messi, aunque poco después, a los 81 minutos, Suárez no falló y marcó el 0-2 para sentenciar un choque en el que el Barcelona, pese a su flojo partido, retuvo el liderato.