Un trabajo del diario ABC de España describió la existencia de una ruta de posibles elementos extremistas islámicos, cuyo paso a través de Venezuela habría quedado documentado.
El periodista Emili Blasco contó que las personas en tránsito llegan a los aeropuertos internacionales de Brasil; después de un tiempo, se desplazan a la frontera con Venezuela, país que intentan atravesar para alcanzar Colombia y luego probablemente seguir su itinerario hacia Centroamérica y quizás Estados Unidos.
Alega el periodista que el alerta había sido realizada desde el año 2014 por quien entonces dirigía la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo de Venezuela, Gyoris Guzmán.
Esa denuncia de Guzmán se encuentra en España, donde la exfuncionaria ha pedido asilo. La mujer reveló que la entonces titular del Ministerio del Interior venezolano, Carmen Meléndez, desestimó la gravedad de lo revelado por las investigaciones.
La exmiembro del Gobierno declaró al medio que todos los obstáculos puestos por la ministra estaban muy vinculados con el alto mando político del Gobierno, en el que ya para esa fecha el actual vicepresidente, Tareck el Aissami, “tenía injerencia en decisiones de envergadura en el manejo de las relaciones con grupos activistas musulmanes“.
El medio destaca que acuerdos secretos del chavismo para acoger en territorio venezolano células de Hezbolá, el grupo radical chií de origen libanés, ya han sido relevados con anterioridad.
También, han trascendido operaciones encubiertas desde embajadas de Venezuela en Oriente Medio para facilitar pasaportes a elementos extremistas islámicos.
Las investigaciones del equipo de Guzmán expuestas en un foro de seguridad de Mercosur, entre 2013 y 2014 concluyeron que cerca de cuarenta personas supuestamente vinculadas al extremismo islamista entraron ilegalmente a Venezuela, en diferentes viajes, desde Brasil por el puesto fronterizo próximo a Santa Elena de Uairén.
La mayoría fueron detenidos nada más entrar en Venezuela, pero otros lo fueron a punto de pasar a territorio colombiano.La mitad de los detenidos eran de nacionalidad somalí, pero también había personas procedentes de Bangladesh, Etiopía y Kenia.
“Todos eran musulmanes y pudimos constatar su radicalismo; aunque no fue posible establecer ninguna vinculación directa con grupos terroristas concretos, concluimos que algunos provenían de zonas en las que podían haber estado en contacto con Daesh o franquicias de Al Qaeda“, afirma Guzmán.
Las investigaciones demostraron que la ruta ya se había asentado, gracias a “contactos locales” que habían permitido crear una red para pernoctar en hoteles escogidos y que incluso podían lograr permisos de trabajo (dos de los detenidos contaban con visas de empleo expedidos por las autoridades brasileñas).