El decreto del gobierno nacional cuestiona que una “guerra económica” provocada por empresarios afecta el acceso a bienes y servicios para generar malestar entre los venezolanos y romper el “hilo constitucional”.
La emergencia económica declarada por el gobierno venezolano busca extender a la oposición el costo político de la crisis, cuya solución, según analistas, no se vislumbra con las medidas anunciadas que acentúan el control estatal sobre una economía postrada.
Para el analista, si el nuevo Parlamento de mayoría opositora no apoya la declaratoria daría argumentos al Ejecutivo para endilgarle responsabilidad en la crisis, pero si la respalda se liberaría de parte del peso. Aunque ha dicho que la crisis “no es superable con este gobierno”, el presidente legislativo Henry Ramos Allup afirmó que la oposición estudiará el decreto de emergencia, pero no precisó si será sometido a discusión en la sesión del martes.
La nota publicada por El Nacional, reseña que el decreto del gobierno argumenta que una “guerra económica” inducida por empresarios afecta el acceso a bienes y servicios para generar malestar entre los venezolanos y romper el “hilo constitucional”.
En razón de ello, el gobierno podrá disponer de bienes del sector privado para garantizar el abastecimiento de productos básicos y fijar límites al ingreso y salida de moneda local en efectivo, a la par de crear instancias para reactivar una economía que se contrajo 4,5% de enero a septiembre de 2015.
Entre economistas abunda la percepción de que el gobierno chavista acentuará su modelo centralista pese a los preocupantes indicadores: déficit público de casi 20% del PIB, escasez superior a dos tercios de los productos básicos, inflación anualizada de 141,5% a septiembre (oficial), pagos de deuda por casi 11.000 millones de dólares en 2016.
La firma Barclays aseguró recientemente que “el nuevo gabinete no parece tener sentido de urgencia para abordar la crisis, al tiempo que mantiene la postura radical” frente a la economía de mercado y los capitales privados.
El nombramiento como ministro de Economía del sociólogo Luis Salas, defensor de la teoría de la guerra económica, ilustra la postura que domina en el Ejecutivo pese a la presencia de algunos moderados, apunta Barclays. Al presentar su informe anual de labores ante la Asamblea el pasado viernes, Maduro, quien tildó de “catastrófica” la crisis, sostuvo que “llegó la hora” de elevar el precio de la gasolina, invariable desde 1998 y la más barata del mundo (0,015 dólares por litro), un tema recurrente desde hace dos años