El actual integrante del Tribunal Supremo es fiel del régimen de Nicolás Maduro. Pero también se codeó con los exiliados en Miami, donde estuvo brevemente casado con una cubanoamericana
Una investigación del periódico El Nuevo Herald reveló que el magistrado Maikel Moreno, un temido juez del oficialismo venezolano que estuvo dos veces preso por asesinato y que persigue a opositores desde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), se frecuentó por un tiempo con opositores venezolanos y con anticastristas refugiados en Miami e incluso llegó a casarse con una mujer cubanoamericana.
Moreno era oficial de Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) cuando en 1989 fue declarado culpable de la muerte de Rubén Gil Márquez. El sitio El Cooperante recuerda que la condena se dio tras “un tiroteo registrado en un conjunto residencial del centro de la capital. (…) Fue destituido y encarcelado”.
Sin embargo, tan sólo cumplió un año de su condena, por un beneficio procesal que lo dejó libre en 1990. Enseguida comenzó a trabajar en el Poder Judicial y se graduó como abogado por la Universidad Santa María en 1995.
Ya juez, contrajo matrimonio el 11 de abril de 2012 con Belkis Coralito Gachassin-Lafite, una cubana residente de Miami. Dos años después, en junio de 2014, se divorció. El primer dato curioso es que el matrimonio entre Moreno y su ex mujer fue denunciado ante las autoridades de Estados Unidos por fraude migratorio.
El diario destaca que llama la atención que Moreno haya pasado un tiempo entre la comunidad venezolana de Miami debido a la vehemencia con la que el magistrado persigue a los opositores desde el TSJ y a su cercanía con el presidente Nicolás Maduro.
“Maikel Moreno se ha convertido en un verdadero verdugo”, afirmó en Miami Patricia Andrade, presidente de Venezuela Awareness, una ONG que vela por la preservación de los derechos humanos en el país sudamericano.
“Él fue el defensor de los pistoleros del Puente Llaguno, que fueron los que dispararon contra los manifestantes”, contó José Vicente Antonetti, periodista e investigador.
Es que justamente Moreno reapareció ante la opinión pública en su rol de abogado de los tiradores vinculados al chavismo que abrieron fuego contra una manifestación pacífica de la oposición durante los eventos de abril de 2002.
“En más de un caso, él se ha salido de sus funciones para asegurarse de que los acusados por temas políticos reciban sentencias mucho más duras de las penas máximas que podrían esperarse con base en los cargos presentados. Normalmente, los jueces tienen líneas marcadas por las leyes que deben respetar, pero en el caso de Maikel Moreno esas líneas no existen. Es un hombre que parece estar poseído por un intenso odio hacia la oposición y manifiesta eso en las sentencias”, agregó Andrade.
Por órdenes de Moreno, se arrestó a varios de los presos políticos más conocidos en Venezuela, incluyendo a Iván Simonovis, quien fue encarcelado por presuntamente tratar de violar una prohibición de salir del país que en realidad no existía.
La carrera de Moreno como juez se vio interrumpida en 2007 por acusaciones de haber recibido sobornos para ordenar la liberación de los acusados en el caso de asesinato de la abogada Consuelo Ramírez Brandt.
Tras ser destituido, el entonces canciller Nicolás Maduro lo colocó como funcionario diplomático en la embajada de Venezuela en Roma y, con el paso del tiempo, fue nombrado magistrado del TSJ por una Asamblea Nacional que entonces estaba controlada por el chavismo.