Juan José Coello es papá de crianza de uno de los desaparecidos en una zona minera en Tumeremo. Habla de él en tiempo pasado desde que un amigo de su hijo, testigo del hecho, le contó cómo lo habrían matado el viernes 4 de marzo, reseña El Nacional.
Ángel Ignacio Trejo Sosa, estudiante de tercer año de Derecho en la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, tenía un molino con su hermano dentro de la mina Atenas para pagar sus estudios e independizarse. El próximo mes cumpliría 31 años de edad y planeaba casarse con su novia el año que viene, después de graduarse.
De acuerdo con la versión del amigo de su hijo, que lo acompañaba como parrillero en la moto, el joven iba a la mina para encontrarse con su hermano y se topó con una alcabala. Coello denuncia que las bandas organizadas tienen el control de la mina, conjuntamente con el Sebin y el Cicpc, “porque el negocio del oro es muy atractivo en estos momentos”. El que lidera la banda de delincuentes sería alias “El Topo”, de nacionalidad colombiana.
“A mi hijo lo bajaron de la moto y había una hilera de muchachos y comenzaron a ejecutar a los que estaban al lado de él. Él se asustó e intentó huir, y le dispararon con un R15 (…) Lo que me cuenta su amigo es que en esa hilera mataron a al menos 23 mineros y los tiraban hacia el monte. Luego entraron a la mina y mataron a varios más”, explicó. Además, habrían mantenido secuestrados a cientos de mineros. Le quitaron a cada uno su cédula y les dijeron que si iban al Cicpc a declarar eran “hombres muertos”.
“Nosotros esperábamos que nuestro hijo estuviera secuestrado, pero cuando su amigo nos dio la noticia me dirigí al Cicpc y me dijeron que tenía que esperar 48 horas para decir que estaba desaparecido. Le expliqué la situación al comisario y me dijo que buscara al testigo, pero su amigo no quiso declarar por temor. Cuando regresé, ya las calles estaban tomadas por el pueblo”, narró.
Una comisión de la Guardia Nacional revisó la mina Atenas y no halló los cuerpos de las personas desaparecidas que habrían sido asesinadas, como denuncian sus familiares.
“Hoy salió otra comisión para la mina Nuevo Callao, en la carretera hacia el Esequibo. Dicen que ahí el pran tiene ‘un pozo de la muerte’ de más de 100 metros de profundidad y allí es donde lanzaría los cadáveres. Se habló con un general de División e informó que iría al sitio”, agregó.
Coello dijo que al parecer algunas de las víctimas no eran de la zona, por lo que se espera que pronto lleguen más familiares y así hagan más presión para que aparezcan los cuerpos.
“Tenemos que darle cristiana sepultura a nuestros hijos. Su mamá era su adoración y ahora está destrozada, no quiere ni hablar”, indica quien crió a Ignacio Trejo Sosa desde los 10 años de edad, por lo que lo considera su hijo.
“Él era un muchacho muy familiar, todos los días llamaba a su mamá, tres o cuatro veces al día. Es de los que no existen ahora. Pedía siempre la bendición y cuando yo le llamaba la atención y sabía que yo tenía razón, me abrazaba”, agregó.
La “justicia” en Venezuela
Juan José Coello sostiene que las cosas cambiaron en Tumeremo desde que llegó el Cicpc y luego el Sebin.
“Comenzó entonces el cobro de vacunas, los pranes, los secuestros”, expresó.
Sin embargo, informó que mañana realizará la denuncia formal ante el Cicpc.
“Estamos conscientes de que aquí no hay justicia social, pero queremos hacer sentir lo que esta ocurriendo en Tumeremo”, dijo el papá de Ignacio Trejo Sosa, quien aclaró que no tienen militancia en ningún partido político.
Agregó que las declaraciones del gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, quien desmintió los hechos y les dio un tinte político, “son una desfachatez, un descaro que no tiene calificativos”.
“Yo de él y del gobierno nacional no espero nada, porque no creo en ellos. Pero soy un venezolano creyente en nuestro país, quisiéramos que regresara a lo que fue. A pesar de todo, veo una luz al final del túnel. El único mensaje que les puedo dar es que cuando no funciona la justicia en Venezuela, se encarga de eso la justicia celestial”.
