Nelson Bocaranda: "A mí me escogieron para informar sobre la enfermedad de Chávez"

«¡Aló! Ya va. Espérame un segundo. Hay mucho movimiento, ¿Ahhh sí, lo nombraron ya? OK». Comenzó esta conversación con Nelson Bocaranda, interrumpida con un runrún, que poco después escribió en Twitter. «Me informan que los aviones que vuelan sobre Caracas son parte de la práctica para transmisión de mando de MinDefensa», aclaró en su cuenta despejando dudas sobre un supuesto alboroto en el espacio aéreo. «No es cierto que a Diosdado lo hayan nombrado Vicepresidente», aclaró antes de empezar.

Superadas las llamadas, queda tiempo para conversar con el veterano periodista, que construyó su marca personal desde una columna que, desde las páginas de El Universal, trascendió hasta convertirse en un medio de comunicación, Runrun.es. En esta redacción fue abordado por TalCual para hablar sobre su libro homónimo, Bocaranda: El Poder de los Secretos. Su libro recoge todo lo que no cabe en 140 caracteres, ni aguanta el papel de la prensa amordazada. En este texto, escrito por el periodista Diego Gil Arroyo, se refleja la relación de Bocaranda con el poder, en las distintas etapas de la democracia y de la llamada revolución, donde hizo las veces de ministro de Comunicación e Información durante la enfermedad del presidente Chávez.

-¿Por qué a sus informantes les conviene que usted sepa tanto?
-Mira, cuando el respeto es mutuo la fuente habla. En una situación como la de la enfermedad de Chávez, los que me seleccionaron (porque estoy seguro que a mí me buscaron para eso) pensaron que si yo decía lo que pasaba la gente lo iba a creer, sin caer en provocaciones. Yo conocí a una de mis informantes, y cuando este se abrió, llegaron otros.

-¿Usted es amigo de ellos?
-Sí. Otras fuentes las he conseguido a través de amigos que me han dado acceso. Como anécdota te cuento que el libro se lo terminé dedicando a dos viceministros militares y a otros dos viceministros civiles, que me pidieron que se lo dedicara a sus esposas (comenta entre risas).

-¿Qué hubo detrás de ese voto de confianza?
-El interés de que se supiera lo que pasaba con la salud del presidente Chávez. Estas informaciones rompieron el cerco del propio Gobierno. Al final siempre me pregunto quién autorizó que esto se diera a conocer, ¿Chávez?, ¿Fidel Castro? Su hermano Raúl también tenía que saberlo, porque nunca nadie me desmintió.

-¿No temió, quizás, pecar por ingenuo o parecer un tonto útil?
-Son tantos años en este oficio que uno sabe cuándo quieren utilizarlo. Y como con esa primera fuente había una relación de muchos años, de ahí se abrió el camino hacia los otras dos.

-Por mucho menos de lo que usted ha hecho, hay periodistas perseguidos. Sin embargo, usted ahora se da el gusto de contarlo en un libro, en plena libertad…
-Sí, una vez inventaron que por un tweet que yo coloqué mataron a una gente en el Zulia. No hallaban qué hacer para preguntarme quién era mi fuente. Recuerdo que estuve seis meses afuera y me viene a presentarme en Fiscalía, contra el consejo de muchos abogados que me advirtieron que no era conveniente venir, ante la posibilidad que me metieran preso. Y justamente el interrogatorio se basó en las fuentes que consultaba. Nunca las delaté.

-¿Por qué dejar escritas sus memorias?
-Bolivia, mi esposa, Simón Alberto Consalvi, y mis hijos Nelson Eduardo y Cristina me decían «arranca esas fotos que tienes en la pared y no seas flojo, le pones a cada una su leyenda y cuentas todo lo que has vivido». Pero con todo esto que ha pasado, el drama de la censura en los medios, valía la pena escribirlo ahora. Quizás es este el mejor momento para publicarlo.

-Ahora que menciona el tema de la prensa, usted es un sobreviviente de El Universal. Es raro que no lo hayan botado como a los otros columnistas…
-No me he ido porque no me han cambiado ni una coma. Mi advertencia a los nuevos propietarios es que yo sigo ahí, pero si me cambian una frase o me dicen que algo debo quitar armo un lío en la calle y no vuelvo a escribir más. Cuando el dueño era Andrés Mata, Runrunes subía en 30% la compra de ese periódico los martes y jueves.

Con esta gente creo que se duplica esa cifra.

Diego Arroyo Gil, periodista egresado de la UCV y editor de Los Libros de El Nacional, fue el encargado de hurgar entre las memorias de Bocaranda con preguntas capciosas que repasan más de 50 años de trayectoria. De estos diálogos se desprende si Henrique Capriles ganó o no la Presidencia; qué opinión tenía García Márquez del presidente Chávez y anécdotas de Palacio de los presidentes de la denominada IV República. Bocaranda las contestó todas, salvo aquellas que podía poner en riesgo la identidad de sus bien preciadas fuentes. Entretanto, Arroyo Gil se prepara para seguir escribiendo publicaciones biográficas, de la mano de editorial Planeta.

-¿Por qué Nelson Bocaranda?
-La iniciativa vino de él cuando me entrevistó en la radio junto a Mariela Celis por el libro que escribí de Simón Alberto Consalvi, que fue uno de sus mentores. Ahí fue cuando me dijo, «¿mira, quieres hacer un libro conmigo? Siempre he buscado un periodista para este proyecto». Y acepté.

-¿Tan rápido?
-Sí, eso fue cinco minutos. Eso me obligó a detener otros proyectos, porque no podía perder esa oportunidad

-¿Qué preparación tuvo para hurgar entre las memorias de Bocaranda?
-Vi muchas entrevistas en Youtube, fui muy libre. La idea era ponerlo hablar, hacerle soltar la lengua, que no es muy difícil porque él es muy espontáneo. Sin embargo, como todo periodista serio él sabe resguardar las fuentes. La trama que hay en torno a los eventos periodísticos en este libro es mucho más importante que la identidad de sus informantes. Eso es lo que importa.

-Además que se pasea por un espiral de anécdotas con los expresidentes que entrevistó, porque es un periodista que ha tenido relación con el poder desde sus distintas aristas…
– Nelson conoció a todos los presidentes de la democracia. Sin duda su relación era muy profesional con los políticos. Los adecos pensaban que era copeyano y los copeyanos pensaban que él era adeco. En televisión hizo los programas A puerta cerrada y En confianza, luego pasa a El Universal con la columna de Runrunes, que ahora también es un medio de comunicación digital.

-¿Sin tener una relación directa con el presidente Chávez tenía acceso a tanta información privilegiada de la «revolución»?
-Hay gente que está alrededor del alto poder que suministraba información importante y que buscaba a un periodista de su credibilidad. A nosotros como espectadores venezolanos nos convenía saber todo lo que ocultaba el Gobierno entorno a la salud del presidente Hugo Chávez. No sé si hubo algún interés oculto de parte de quienes lo buscaron para comunicarle al país todo lo que ellos sabían.

-¿Tiene en mente un próximo libro?
-Es un libro de memorias de Sofía Ímber que sale, Dios mediante, en abril, y se llama tentativamente La señora Ímber. Se redactó en primera persona. En dos años no hemos dejado de hablar y por eso era el momento de agrupar tantas experiencias en ese material.

INFORMACIÓN TALCUAL

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