La banda ingresó el viernes en la madrugada a la residencia presidencial ubicada en el estado Aragua y, en lo que fue descrito por la prensa local como una operación comando, sus integrantes maniataron a la guardia que se encontraba allí y vaciaron el arsenal llevándose pistolas, municiones y 19 rifles de guerra.
Minutos antes, otro grupo conformado por hasta 40 hombres que andaban en moto asaltaron la escuela superior de la Guardia Nacional Bolivariana en la parroquia Caricuao de la ciudad de Caracas, y tras someter a los centinelas intentaron tomar el parque de armas antes de ser repelidos por oficiales que se encontraban en las instalaciones.
Y en lo que se ha vuelto común en Venezuela, otro escolta de un dirigente chavista, asignado al alcalde del Distrito Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, fue herido de bala por delincuentes que terminaron despojándole de su arma de reglamento.
Los grupos armados que operan con impunidad en Venezuela se han tornado cada vez más audaces en sus asaltos contra las autoridades policiales y militares del país, que parecen tener un objetivo en común: ampliar su poder de fuego.
Esta es una tendencia que genera preocupación entre algunos sectores, que temen un incremento de la espiral de violencia que ya aflige al país y que las armas sean eventualmente usadas en operaciones subversivas contra un futuro gobierno de quienes ahora están en la oposición.
Aunque se desconoce a ciencia cierta la naturaleza de los robos de armamentos, la mayoría de los expertos consultados sospecha que las operaciones están siendo realizadas por organizaciones delictivas que tradicionalmente han mantenido fuertes vínculos con el chavismo.
“La versión oficial es que éste es el trabajo del hampa desbordada. Pero esto más bien podría ser la mezcla del hampa con la subversión, con participación de elementos vinculados con la guerrilla urbana y de los colectivos [agrupaciones paramilitares vinculadas al chavismo], con alguna motivación ideológica metida de por medio”, dijo en Miami el general Antonio Rivero, uno de los primeros oficiales que se enfrentó a Hugo Chávez por la presencia de los cubanos en los cuarteles en Venezuela.
“Algunos de estos grupos hamponiles y subversivos se le han ido de las manos al régimen, y ahora, ante la posibilidad de un cambio de gobierno, pudieran estar organizándose, preparándose, para usar esas armas contra un nuevo gobierno”, señaló Rivero, quien aún mantiene contactos con oficiales de las fuerzas armadas.
Lo cierto es que ya las armas están siendo usadas contra agentes del orden público, y en especial contra los organismos policiales, que en los últimos meses han sido blanco de una cadena de ataques y asesinatos.
“Es verdad que hoy tenemos ataques como éstos contra unidades de la Guardia Nacional, pero ya habían estado ocurriendo contra unidades de la policía. Estamos delante de una espiral de violencia, con fuertes indicios de que grupos armados que están en todo el país, van reclamando cada vez más espacio”, dijo el periodista e investigador sobre materia delictiva, Javier Ignacio Mayorca.
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