Para muchos venezolanos, el mango, una fruta que se consigue a lo largo y ancho del territorio, ha pasado a formar parte importante del menú del día, sin embargo para otros se ha convertido en el único alimento que llena los estómagos no solo de los adultos, sino también de los más pequeños de la casa, y es que ante la severa escasez de alimentos y los elevados precios de los pocos que se consiguen, el venezolano ha encontrado en esta fruta la mejor opción a la hora de aplacar el hambre.
Algunos ciudadanos que en horas del mediodía salen de sus puestos de trabajo para ir a comprar uno a dos kilos de mangos que oscilan entre los 200 y 300 Bs., comentan en un reportaje realizado por Francisco Urreiztieta para Univisión, que “el dinero simplemente no alcanza para comprar un kilo de carne”, mismo que es vendido entre cinco mil y seis mil bolívares.
“Cuando hay hambre y hay mango pues hay que aprovechar de comer, desayunar, almorzar o cenar con mango, ¿qué se va a hacer? Lo importante es echarle algo al estómago”, dijo por su parte Ciro Mora, vendedor de mangos.
Pero de solo mangos no se puede vivir.
En lo que también coinciden muchos es que Venezuela sigue siendo un país bendecido, ya que esto que sirve de alimento, existe en abundancia en cada rincón del país suramericano, que hoy sufre tras el duro golpe de las malas políticas de los líderes del proceso revolucionario que han sumido a Venezuela en la peor miseria. Reseña Sumarium.