Leida Carrillo contiene las lágrimas al verse última en la cola para abastecerse de comida en un supermercado de Maracaibo. A sus 51 años dice “nunca” haber tenido “tanta necesidad de alimentos”. Su sacrificio más marcado es por los productos alimenticios porque de los de aseo personal e higiene se olvidó. “Me estoy bañando con lavaplatos porque el jabón de baño no se consigue. Me lavo el pelo también con lavaplatos”, critica al mostrar la resequedad de su piel.
Muestra su dentadura para acusar que no tiene como cepillarse los dientes. “No hay crema dental en los supermercados. La chiquita cuesta mil 200 bolívares en los buhoneros”, recuerda entre cuestionamientos por la falta de artículos básicos, que ya no sabe dónde buscarlos en La Concepción. Dos veces por semana viaja a Maracaibo a intentar abastecerse en las tiendas.
En la cola para adquirir harina de maíz y aceite surgen las “molestias”. Carrillo asegura que hay “familias con hambre. El poquito sueldo no alcanza. Uno medio come. Nosotros estamos hambrientos. Solo hacemos una comida al día”. Sobrevienen las lágrimas al reclamo. “Mi esposo trabaja haciendo marañas. No tiene trabajo fijo y yo no puedo trabajar porque soy discapacitada por la columna. Con eso quién compra arroz a mil 500, hay que hacer la cola”.
De acuerdo al Ministerio Economía Productiva hay más de 50 productos con revisión de ajuste de precios. En 2003, el Gobierno inició la política de control de precios para contener la inflación en precios de bienes, específicamente en los alimentos. A partir de 2012, con la Ley de Precios, ahora Orgánica de Precios Justos, 18 tipos de artículos de aseo personal, higiene y limpieza están sujetos a regulación oficial. Reseña La Patilla.
